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== patriarcas, que precedieron y subsiguieron ala ca- tástrofe universal? ¿Perdierón' “algo, manteniéndose fieles a la promesa de la Redención?Y ¿qué ganaron los que la olvidaron, tan sólo porque'se dilataba su realización? Entre esperar pacientemente o desespe- rar, no puede sef? dudosa: la elección; el que deses- pera, se pierde miserablemente: el que espera, se salva gloriosamente. ¡Felices cuantos permanecieron asidos a la tabla de salvación, que inesperáadamen- te hallaron cabe sí- en la angustiosa hora del nau- fragio! 1 0) 1DS le Aquella bendita' Aurora dé Paz, que 'ápareció en el edén, brillando entre las opacidades y negruras del pecado, fué en ascenso constante y continuó irra- diando sobre las alrras vivisimos fulgores, hasta que el ¡día de la gracia legó a stf plenitud; Su misión de Aurora, Nuticio y Aliaríza' de Paz entre Dios y los hombres había terminado! Nuestra inmaculada Vir- gen llevaba: ya en: sus patísimas' entrañas al Sol de júisticia, cuyos resplandores llenan el universo; era ya Maúre de Dios y, por 'cofsiguiente, Madre de'la Paz. Ef Verbo increado se había: unido Hipostáticamen- te'a la: deleznáble naturaleza humara, sin contraer máncha' ni ' detecto alguno; y' aquel estrechísimo abrazo de la Divinidad con ta humanidad pirso fina la esperanza de Tos “antiguos $ dió principio a ura nueva esperanza; que es la que sostiene alos cristia- 108) porqué'el hombte no' puede vivir, sin que tenga que esperar: Contemos 'ahóra Tos “años y 'enúme- remos los siglos trán$curridos, desde 'que Dios pro- ñunció Ta'seritericia' y "prometió la reparación, y cóm- prenderémos que tatdó muy poco er ponérla en éeje-

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