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Pe Y AS cuando sólo existía.en su. mente soberana, lo, que había de hacer, una vez que se dejara ver en la tie. Fra y ocupara el altísimo puesto, que le tenía reser- vado, Debía ser el. Arca de la suprema Alianza, en- cerrando en su seno virginal al Ofendido y al ofen» sor, al Juez y al reo, a Dios y al hombre; pero con- venía a la humanidad su presentación en aquella hora de angustia y desconsuelo, e hizo,que saliera al escenario, como testigo, como asesora y como Alianza de Paz, Esta consideración colmaba de en- tusiasmo al devoto S. Bernardo y le obligaba a ex- clamar; Instat namque tempus, quo jam tollatur, opprobrium;. y como si estuviese presente, exhorta- ba a. la pecadora, diciéndole: Propterea cuore, Heva, qd. Mariam; cuore, mater, ad filiam; flia pro; matre respondeat. Y ¿quién mejor? Como nosotros disfrutamos de los beneficios de la reconciliación y de la paz, puesto que hemos veni- do al mundo, bastante después del cumplimiento de aquella solemnísima promesa, muy justo es que nos coloquemos junto al altar de la Virgen, de la Paz, y, Je. rindamos el tributo de nuestro reconocimiento y, gratitud; pero advirtamos que no.solamente le de- bemos la realización de.la promesa, verificada mu- chos siglos después de hecha, sino también la fir» me seguridad del cumplimiento, que mantuvo en la esperanza y fidelidad a, los, innumerables creyentes, e le precedieron. ¿Qué hubiera sido de los culpa- les, sin la. presencia de. esa singular Alianza de Paz? ¿qué de la humanidad entera, sin la eficaz ¡n- tervención de la Virgen María? La promesa conyir» tlóse, en realidad, y la, Alianza. de Paz.llegó a ser
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