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TO: noseguro parasu vida y salvación? Y si ellos, en lugar de escarmentar con el castigo durísimo, ¡m- puesto a todo el linaje humano por, el primer peca- do, no pansaron más que en acercar leña a la hogue- ra, cometiendo nuevos y más horrendos, ¿habla de dejar impune tan espantosa maldad? El criminal, que, teniendo a la vista su crimen, prótesta contra la justicia del castigo, es,un insensato. El homicida, que teniendo la víctima a sus pies, clama contra la sentencia de muerte, dictada por el tribunal, sólo merece el desprecio de las gentes. ¿Vale, acaso, su vida más que la de su víctima? ¡Cuán inconsecuen- tes suelen ser los reos! ¡cuán poco se: detienen a ponderar sus delitos! Quien: comete el crimen con cónocimiento. claro en:lo que menos debe- pensar, esen la misericordia; y dado, que quisiera hablar, su mejor declaración sería aquella, que siempre repi- tieron los penitentes israelitas y cristianos: Minus accepimus quam meruimus. Luego en todos los castigos brillala conmiseración del Padre de las mi+ sericordias. Misericordia Domini, quia. non sumus consumpti, podemos. repetir con el profeta Jeremías. Fijemos nuestra consideración en ese placenteró Nuncio de Paz, que va de ciudad en ciudad, de aldea en aldea y de casa en casa, conducido por los pa- triarcas, maestros de la creciente humanidad, 'y no descubriremos otra cosa que. misericordia y perdón, ¿Qué suele pregonar todo nuncio de paz? El térmi- no de las contiendas y de las guerras. Y ¿qué pre- gonaba aquel Nuncio singular? La conclusión de la infausta guerra, promovida por la osadía del hom- bre. ¡Ah! si todos hubiesen: escuchado sus ardientes
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