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Ai tantas desgracias causan. El vivir y obrar cristiana- mente, ni alarma -ai provoca, ni hiere ni mata, an- tes, por el.contrario, calma las iras, estimula a la virtud y llena: de paz todas las viviendas. Medita, pues, y reflexiona despacio acerca de aquella dulce y santa paz, que vas a implorar ante la imagen de la excelsa Virgen María, en cuyas manos se halla, y, entendiendo cuán necesaria nos es a todos para el logro de Ja perfección y el alcance de la santidad, demándala con creciente fervor a los pies de- esa amantísima Madre, Aurora de paz y Fuente de cari- dad. Vuelve, alspropio tiempo, las miradas sobre ti y escudriña reiteradamente los pliegues de tu .con- ciencia, no-sea que; mientras reclamas un tan pre- cioso «don por intercesión de la Reina de la Paz, lle- gues a juzgarte inmune de toda culpa, como lo ha- cían los Escribas y «Fariseos;.y pierdas: el fruto de tuworación. No: olvides que las familias y los pueblos, las colectividades y. los reinos están alejados de la paz y viven:en perpetua discordia, porque ni la quie- ren, como dicen, ni la imploran; como deben. Los in- dividuos más culpables, ya por su ambición, ya por sú altanería o ya por su insipiencia, suelen ser siem- pre.los que-más exentos se consideran:de toda par- ticipación en las turbulencias y revueltas, que nii- nan hasta Jos cimientos de la.:sociedad, mejor cons- tituída. El hecho ¡de los Escribas y: Fariseos debiera hacer temblar a todos: los: cristianos; hipócritas re- domados, mo solamente se consideraron exentos de toda participación en: lós «disturbios de su pueblo, sino que llegaron .en sm:osadía: al extremo de pre-
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