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AS ble con el reposo dela conciencia, enemiga del or- den y destructora del bienestar general.” Los que así proceden, tienen mucho de parecido con los célebres romanos, quienes no vacilaban en levantar altares y dedicar templos a la paz, pero después de haber sojuzgado reinos e imperios y hecho rodar cetros y coronas. No puede ser, no pue- de ser; tales protestas en boca de un cristiano pa- sarán siempre.como burlas y sarcasmos. No habrá, por tanto, paz, como'se camine Sobre esas huellas sangrientas; no habrá paz, mientras no se contente cada cual con su suerte; no habrá paz, en tanto no se procuren los medios indispensables, reprimiendo los impetus de las pasiones; no habrá paz, aunque todos pregonen su amor, sino se busca con hu- mildad 'e* implora con 'santo'fervor, puesto que-es n don celestial; reservado. para. cuantos “abrigan rectas intenciones, nobles aspiraciones y fervientes anhelos: Los malévolos e ¿impíos jamás lo alcanza- rán. Deus non irridetur, exclamaremos cón el Após- tol, que enim seminaverit homo, hwc et metet: Nada valen las palabras, cuando faltan las obras o éstas son contrarias a ellas. ¡Bién haya quien las sepa enlazar con plena sinceridad! Si no lo sabías; lector benévolo,: porque: munca llamaron tu atención estas altas consideraciones, hora es ya de que lo sepas y lo: “tengas muy pre- sente. No es el que más habla y grita; quien «ama y busca la paz, sino el que: más: calla y: mejor: obra: Si, en vez de gritar y protestar tontamiente, aten- diérámos todos al fiel cumplimiento de muestras obligaciones, jamás se suscitarían las reyertas; que
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