BCCPAM000445-4-32000000000000

= : corriendo éste hacia Sudoeste, formando una curva que hace dar4 esta parte la forma y nombre de golfo de Suez, lo que otros tiempos llamése Golfo Geropolitano: apénas se llega al fin de esta curva, se da con una cadenade mon- tafias , que se levantan del mismo mar, y toman la ce cion de sus sierras de Sudoeste 4 Notoeste. Es precisamente este litoral , que media entre las mon- tafias y la ciudad de Suez, el sitio por donde pasaron los Is- raelitas, y es muy probable que lo harian 4 la distancia de mds de dos millas de Suez. Concuerda tambien la posicion geografica del terreno con lo que refiere el libro del Exo- do: yno es posible argumentar contra este hecho histéri- co, sino es echando mano de futilidades 6 inepcias , como es, el decir que pasaron los Israelitas el mar Rojo por don- de no tenian agua mds que hasta los tobillos, por haberse aprovechado el astiuto Moisés de la marea baja, y que el esttipido Faraon siguié al pueblo fugitive, cuando entraba la alta marea, envolviéndose él y su ejército en los torbe- llinos, ete. Asf lo dice Morgan, viniendo de reata con vel- taire y otros hombres por el estilo. Si estos hombres, en vez de estarse engolfados en sus acomodados - ‘gabinetes de estudio, fijos en la idea de des- truir por medio de invenciones humanas la verdad de la revelacion divina, se hubiesen tomado la molestia de ir al teatro de los acontecimientos y examinar geogrdafica- mente la posicion particular del pats, y la extension y pro- fundidad del mar, sus crecientes diarias de flujo y reflujo, con todas las particularidades que lo acompafian, segura- mente, no hubieran echado mano del sofisma en sus argu- mentos , ni hubieran dicho que se puede pasar el mar 4 vado por donde lo pasé Moisés; ni que se aprovechdra, para hacerlo 4 pié enjuto, de la baja marea ; porque hubie- ran visto que cuantos viajeros fueran despues 4 exami- nar la situacion del terreno, tendrian 4 sémejantes dialéc- ticos por mentidos sabios, por follones y corruptores de Ja historia, y dignos por lo tanto del desprecio, én que el