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en a a a. sai fase toda en la verdad, y encaminada 4 elevar el-alma 4 1a contemplacion de lo mas bello y encantador en el érden sobrenatural: y esto lo consigue por medio de. ima- genes de magnitud grande é imponente, pero sin que | _tengan nada de inverosimil, y que no pueda estar al ‘aleance de cualquier entendimiento un tanto despejado. No he to- mado del céntico de Abacub, sinolo preciso para demostrar el objeto de mi asunto: y creo que era muy oportuno ha- cerlo, para que sirva como de preludio 4 un ligero episodio que voy 4 referir, del.cual puede’ formarse un magnifico poema. Es este el Ech con una fiera; el hecho es cierto, pero las al $ que se encierran en él, y loque el hombre’ y la fiera: representan; no” $ menos oa cualquiera comprenderd lo — voy 4 decir en el siguiente tema. ‘ye ‘ ¥. Pic. sy) nase AERO TE 5 6 api ey VII is se ART Jp rf é ‘Blcombate de un hombre con un leon, i « Cuando los israelitas no tenian reyes , sino que eran go- bernados por jueces 6 caudillos, que Dios mismo suscitaba, vivia enla tribude Dan uno de ellos, feliz, por cuanto no le faltaba un pasar regular, pero bastante afligido, porque, siendo estéril su muger, no tenia un hijo, 4 quien dejar he- redero de su estirpe y de sus bienes. Halldndose este hom- bre cierto dia fuera de casa, vino 4 su muger wn angel, y la dijo que concebiria y pariria un ‘hijo: pero que tuviese cuidado de no comer cosa inmunda, ni beber vino, 6 cual- quiera dtra cosa embriagadora,’miéntras estuviese gravi- da, porque el hijo que-habia de tener, habia de ser Nazareo- todos los dias de su vida, y habia de observar la misma re- gla en la comida y la bebida , no debiendo jamds tocar su ca- beza la navaja (1). Por segunda vez vino el angel, y confir- (1) Judie, cap, XIIL. v. 4. 5.