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oe FF we me, y qué amor tan caviiioso hacia Dios y hacia los hom- bres se descubre en estas palabras! Que no tengan, dice, que ‘avergonzarse en mi los que te esperan, 6 Senor, Senor dé los podertos : que no queden corridos por ini los que lé buscan , ; oh Dios de Israel! Pues por té he sufrido la afrenta, y ha cubierto mi rostro la vergiienza. He sido desechado por mis hermanos , por los hijos de mi madre : porque el celo'de tu casa devoraba mi corazon , y los in sultos que te hacian & té/ los malos , han caido Batre me. Aqui es, donde hay una poesia, que excita en’el alma sen- timientos delicados, y traslada el corazon al amor de las be- llezas infinitas de la fe: y 4por qué? porque todo es ver- dad ; en las figuras que emplea el poeta inspirado, no pue- de ate ménos de admirarse por lo grandioso de la‘escena; pero en’ todo hay verisimilitud , concordando la‘ ee “ las figuras ‘con la verdad de lo figuvado: BS9iq '” No prétendo decir mds sobré los salmos de Davia ; pues -serfa estén trabajo interminable. Voy @ trazar el ultimo bosquejo sobré la verdadera belleza dé la poesfa sagrada, diciendo cuatro palabras sobre el cdntico ‘de Abacub; para tratar despues de una de las mayores hazafias que se’ han consumado , euya explanacion sera la Confirmacion e cuanto he dicho hasta ator ie Todos saben ain fué wsneaie fué el profeta , que vivia — en Egipto,, cuando los judfos estaban en Babilonia bajo las cadenas de Nabucodonosor ; el mismo, que al llevar wn dia de comer 4 sus segadores , se vid cogido de repente por su cabellera , y llevado con la cesta al brazo 4 Babilonia’, don- de se anodatrs en ellago de los leones junto 4 Daniel , 4 quien recreé con la misma refeccion , que Ilevaba 4 sus jor- nalerds. Pues bien: ese’ profeta, al considerar lo que Dids habia hecho por su pueblo en tiempos pasados, y' viendo en esptritu lo que haria en el porvenir , entoné ‘un eantico sagrado, cdntico que encierra una poesia tan Sitblithe, al des- et BC «\