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_— 5 — tus fuertes de nuestra época, queafectan incredulidad , dun de los dogmas que creian los griegos y romanos, los mismos que nos han dejado consignados en sus admirables poesias. Hemos oido esos mismos dogmas de la voz infalible de Jesucristo , y nos los ensefia la Iglesia, y esto nos basta. Pero, en la materia sobre que he tratado, tenemos monu- mentos tan admirables y tan irrefragables, que superan, para inspirarnos una conviccion profunda, 4 cuanto pueden demostrarnos las ciencias naturales. La gran victoria de Marfa ha sido prometida por Dios, revelada por su Santo Espfritu, y cantada por los genios mas sublimes, que la hu- manidad ha producido. iMe habeis oido hablar de sus estrellas? Pues an lo que dice de la Virgen, y hablando con ella , un® de los Pa- dres sapientisimos del siglo cuarto, y con oirlo, sabreis porqué, al venir al mundo, trae un vestido de blanquisimo cendal matizado de todas las flores, y un manto que es el mismo sol. «Ti, la dice, adornaste la naturaleza humana: ti superaste los and bes de los angeles , oscureciste los res- plandores de los arcangeles, subiste sobre los tronos, de- jaste atrds 4 las dominaciones, te adelantaste 4 los princi- pados, debilitaste la fortaleza de las potestades, fuiste mds _ poderosa que las virtudes, venciste por tu perspicacia 4 los querubines y volaste mucho més alto que. los peste, aunque estos tienen seis alas (4). » ; Esto era la Virgen en el primer momento de su diate cia, y por eso al empezar 4 existir, did 4 Lucifer la gran © batalla que he referido. Sepdmoslo: cuando Dios anuncié al dragon su derrota, reservé la victoria para Marfa (2). Y es.esta la victoria que canta la Iglesia catélica, desde que existe. Para que lo veais de una ojeada, oid lo que, en el siglo cuarto del cristianismo, decia uno de los poetas mds ilustres, ornamenato de Espafia y gloria de la literatura (1) S&. Sophron. tn Detpara. Annuntiat. (2) 8S. Bern. in Hom. 2. sup. Missus est, ©

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