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oe BE es furor ese espfritu desesperado, al ver tanta felicidad en criaturas inferiores 4 él por naturaleza, y rugia como tigre encadenado, siendo la dicha del hombre el ahijon candente que lo atormentaba. Pero le sugirid su malicia una idea, cuya sola aparicion en su entendimiento le proporcioné un - momento de consuelo en su desgracia: fué aquella, la de tentar por todos medios el despojar al hombre de su ventu- ra. Lo pensé, y concluyé que, volviendo al hombre apés- tata como él, lo haria compaiiero de sus penas. Pensarlo y ponerse 4 la obra, fué casi instanténeo para Lucifer. . Un ligero mandato habia impuesto Dios 4 Adan para probar su fidelidad, y era el que no comiese la fruta de un Arbol, que estaba en medio del paraiso: de un solo dérbol por cierto, cuando los tenia 4 millares, cargados todos de fru- tas deliciosas. Claramente dijera Dios 441 y& Eva, que si co- mian del arbol vedado, perderian su felicidad, ellos y toda su descendencia , y moririan para siempre. Era por demas encantadora la morada que Dios destindé 4 los dos primeros padres del linage humano, y los jardines mds bellos, hechos ~ con todo el arte de que es capaz el hombre, son una fealdad al lado del paraiso. Allf se sentaban entre amenas florestas ‘los dos moradores inocentes, y era tal su encanto, al con- templar las grandezas de Dios, que nada tenia que envidiar la tierra al cielo. Brindaban los arbustos con sus frutas delicadas: deleita- banse los ojos, recorriendo las flores: un aroma exquisito, que estas despedian, embalsamaba el ambiente didfano y — esplendoroso: subian y bajaban las avecillas , del arbol al arbusto , del arbusto al pétalo, y saltaban de Adan 4 Eva, cantando, modulando y revoloteando entre los dichosos cultivadores de aquel jardin ameno: y, lomismo el cordero que el leon, ambos se arrojaban 4 sus piés, aquel balando con dulzura, éste lamiéndolos con suavidad, miéntras Eva pasaba su blanquisima mano por su sédosa melena. Pero he aqui, que ésta oyé ruido en el ramaje de un drbol; y deseando saber de dénde provenia , se fué al parage que