BCCPAM000445-4-32000000000000

— 39 — operaciones intelectuales , y que nos hemos de elevar 4 la sublimidad de las virtudes cristianas, sin’ que tengamos que mirar 4 Cristo de ningun modo. {Quién es capaz de entender los laberintos del error? Los Santos Padres (y cuidado que hablamos de san Ambro- sio , san Criséstomo, san Cirilo de Alejandria y de Jeru- salen, 4 quienes los hereges conceden.el honor de llamar- los santos) , los Santos Padres nos dicen que contemplemos con los ojos del entendimiento4 Jesucristo , que esta en la hostia consagrada , tan real y verdaderamente como esté en el cielo: y en efecto, el catdélico lleno de fe y de amor, se acerca 4 la Eucaristia 4 recibir en ella 4 Jesucristo. jSa- crilegio , necedad , grita el protestante! Eso no es una rea- lidad: eso no es sino pan, y ese pan es la figura de.Cristo. jLa figura de Cristo, decimos nosotros! Pues enténces; estamos tan atrasados como los judfos , que tenian esa figu- ra en el Cordero pascual, en el mand, en los panes de pro- posicion , hace ya cerca de cuatro mil afios. ‘He ahi, entre tanto , el protestantismo impidiendo la ele- vacion del alma 4 Cristo por la fe, por un acto puramente intelectual. Tenemos en nuestros templos y en nuestras ca- sas las imagenes de Jestis crucificado, para acordarnos siempre de su pasion y adorarlo, arrodilla4ndonos delante de la imagen que nos lo representa; tenemos la imagen de la Virgen Marfa , para venerar 4 esta excelsa criatura que esta en los cielos, y procurar imitar sus virtudes, y pedirla su proteccion y la misericordia de su Hijo, y los protestan- tes gritan diciendo: jIdolatria, idolatria prohibida por Dios! Y 4 todo esto no podemos ménos de decir, que el protes- tantismo esta refiido con la fe, con la esperanza, con la ca- ridad, pues prohibe la elevacion del alma 4 Dios de todas maneras, ora sea por la contemplacion de las grandezas de la caridad divina de Jesucristo ; ora por la de las cosas vi- sibles que nos subliman 4 las invisibles. ; Triste cualidad la de la heregfa protestante! Por cualquier lado que se la mire, sé advierte que, tomando por velo una pura espiritualidad