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e008 batalla , digan con los Macabeos: Los imptos vienen con- tra nosotros con una turba contumaz y orgullosa, con el fin de aniquilarnos é nosotros..... mas nosotros vamos 4 combatir por nuestras vidas , ste nuestra ley y por nues- tras cosas santas (1). Y gquién sabe lo que podra acontecer todavia? La guer- ra contra la Iglesia se ha declarado casi en todas partes: los protestantes la persiguen, porque son protestantes : los gobiernos de los pueblos catdélicos la ultrajan y la quieren oprimir , porque son ateos 6 racionalistas. Hoy dia, el in- fierno esta celebrando fiestas de placeme, porque dos aiios y medio de ocupacion de la ciudad donde esta la cdétedra de San Pedro, por un rey sacrilego y una turba de gente tan rapaz como contumaz, cree que es ya un triunfo completo sobre la piedra, contra la cual esta dicho que no ha de triunfar. El usurpador se complace en su obra: los compa- eros de su crfmen estén mirando ufanos 6 insolentes 4 la morada del Pontifice cautivo , como los fariseos miraban al Crucificado; 6 insultan aquellos al Virey, asf como estos lo _ hacian con el Rey. g No tienes, le dicen, tanto poder ? Pues sal ahora de esa cdrcel, baja de esa cruz. 4Saldra, preguntamos nosotros, saldra de esa carcel? Saldrd : todavia no se ha acortado la mano de Dios; todavia, » cuando ménos lo pensemos, aparecerd quizdés un nnevo Pedro el Ermitafio , predicando una crazada; todavia podra tevantarse otro San Bernardo, que predique 4 los cristia- nos , y les diga que, puesto que han sido corderos al defen- der la fe contra los tiranos, sean leones en lo sucesivo, para ir 4 la batalla contra los enemigos de Dios y de la so- ciedad. Todavia... | Ah! Nada hay imposible para Dios. De aquel palacio que existid en Toledo sobre los altos riscos que co- ronan el Tajo: de aquella raza goda, que se degradé entre la disipacion 4 que se entregaron sus reyes, y en castigo (1) 4. Machab. cap. Il. v. 20, 24.