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am SE Damos gracias al Sefior por habernos proporcionado el tener este documento con tanta oportunidad, para confir- marnos en nuestra fe , y en los pensamientos que esta nos inspira. No debemos comentar esas palabras augustas, que han salido de los labios infalibles del Vicario de Cristo , ni ménos afiadirlas 6 quitarlas un solo pice, porque faltaria- mos en esto 4 nuestra propia conciencia, y faltariamos ademé4s, no solo 4 la reverencia y obediencia que profe- samos al Maestro, Pastor y Doctor detoda la Iglesia, sino al amor yafetto que le tenemos. Pero sf nos es licito ar- gumentar en favor de la verdad, en vista de las palabras del Santo, Pontifice cautivo , que desde su atalaya del Vati- cano esta viendo la persecucion de muchos gobiernos con- tra la Iglesia, y llama desde allf 4 los catélicos 41a guerra santa. Pero, gqué clase de guerra es esta? Aquella que se hace resistiendo al error , no reconociendo en ningun gobierno civil antoridad alguna para las cosas pertenecientes al go- bierno de la Iglesia, ni para despojarla de sus bienes, ni para oprimir 4 los obispos, ni para alejarlos de su rebafio, ni para coartar en lo més mfnimo sus atribuciones , ni para enviar 4 ningun sacerdote 4 administrar una didcesis 6 una sola parroquia, ni para impedir la ensefianza de la Igle- sia en escuelas y colegios, ni para hacer nada de lo que estén haciendo actualmente tantos gobiernos, por se- guir ciegamente Ja doctrina que publicé el protestantismo en los primeros dias de su aparicion, de que toda jurisdic- cion , civil y eclesidstica , procede del jefe secular de una nacion. aCudles son los derechos que tienen los catdélicos de cualquiera nacion , donde el gobierno secular haga contra la Iglesia alguna de las cosas indicadas , derechos no ema- nados de los hombres, sino de la misma religion? Bien claramente lo dice nuestro Santo Pontifice , al canonizar lo que hacen los catélicos alemanes, usando de su derecho le- gitimo de congregarse y celebrando asambleas, en las