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=aiee parece que es como tener dos barajas, una para ganar con Cristo, y otra para ganar con el diablo. «Mucho decir es eso, me respondié el compaiiero : sin embargo, hemos visto ese juego hace poco tiempo : mas, bien caro le costé al jugador. A fe mia, que miéntras haya quien lleve vestido de pafio fino, no dira de que fabrica es, sin pronunciar una palabra, que recuerde la derrota ver- gonzosa del que jug6é con esas dos barajas, en las cuales ha- bia espadas enmohecidas para los defensores del Papa, y espadas afiladas para los que atacaron su capital, y la toma- ron con fuerza brutal. Hermano, la Europa esta perdida, porque sus gobernantes la han querido gobernar 4 lo ateo, y no 4 lo cristiano : pero todavfa hay muchos millones de catélicos , que pueden levantarse 4 defender la justicia y el derecho de la Santa Sede, y pueden aunarse, sin que sus . soberanos tengan derecho verdadero, para impedirles esa obra.» Mucho temo, le dije , que las Crazadas no se volveran & _ ver mas para esa obra santa: si fuera para ir 4 consolidar el imperio del Turco, todavia lo creeria , pues no hace vein- te afios que se hizo eso. Yo temo ititchio’, que los males presentes sean preludio de los extremos que ha desufrir el mundo en su fin. ,No os parece que se acerca la consu- macion? «Solo Dios sabe cudndo ha de llegar ese dia, me contes” té ; que el fin del mundo va viniendo, y que se acerca, hace ya cuatro siglos, que lo dijo con toda claridad San Vicente Ferrer , demostrando con un milagro portentoso que él era el angel , sefialado en el capitulo décimo cuarto del Apoca- lipsis para predicar 4 las gentes, y decirlas que se acerca ¢l dia del juicio. Estas palabras de aquel Santo, y el portento de resucitar un muerto en prueba de lo qiie afirmaba, tu- vieron lugar en Salamanca. »Ahora os diré que, cuando venga el dia de la venidadel Hijo de Dios, ha de suceder lo que acontecia en.tiempos de Noé; los hombres comian , bebian, se divertian , se casaban