BCCPAM000445-4-32000000000000

> asl ee siguiente dia, cuando, 4 la claridad del sol, vid que tenia una muger de ojos lagatiosos, siendo asf, que losde Ra- quel eran mas hermosos que los de una paloma. Pero ya no podia deshacerse la equivocacion: el santo joven ratifi- cé en su corazon lo que Laban pretendié con engafio ma- nifiesto, y bendijo al Senor, que en vez de la hermosa Ra- quel, le habia dado por muger 4 la que no lo era: Jacob era ya esposo de Lia. Pero, si este joven era inocente y candoroso , tambien era amante de la justicia, y no pudo ménos de hablar 4 Laban sobre lo ocurrido: y en efecto, apénas salté del le- cho nupcial, se fué derecho 4 él como una saeta, 4 pedirle cuenta del engaho. 4 Qué es lo que has querido hacer con- migo? dijo Jacob 4 su suegro: Pues qué gno te he servido por Raquel? g Por qué razon me has engaiiado? No es costumbre entre nosotros, contesté el astuto Laban, que se case la hija segunda dntes que la primera: s{rveme otros _ siete afios por la segunda, y pasados los ocho dias de con- nubio con Lia, yo te daré 4 Raquel. Sea asf, contest el Patriarca: Te serviré gustoso por Raquel otros siete afios: 4 los ocho dias, pues, era Jacob esposo de Raquel (1). ~ Hé ahi, seflores, continud diciendo el jdéven orador, una de las escenas mds interesantes que nos cuenta la historia sagrada; pero, hay que ver la profunda alegorfa que hay encerrada en estos hechos. Jacob era el tercer Pa- triarea del gran pueblo, que era la figura ie la Iglesia caté- ' lica; y segun tengo leido en un santo Padre, estos santos patriarcas eran la figura de Cristo , y las ‘mugeres que Dios les daba por esposas, eran, 6 por sus virtudes, 6 por sus prendas naturales, la sombra lejana de la que habia‘de ser bendita entre todas las mugeres. 4 No habeis leido en las sagradas letras , que un esposo sapientfsimo, mds que Salo- mon, y adornado de tantas virtudes que arrastraria tras de sf 4 muchos millares de almas enamoradas de él, decia 4 (4) Gén: cap. XXIX. y. 28.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz