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— 33 — Mi sorpresa fué grande; pero atin crecié despues que, -apénas habiamos andado cuatro pasos, tomé la palabra de nuevo, pues enténces empecé 4 sospechar, si aquel hombre — era algun enviado de Dios para llamar 4 los hombres 4 algu- na gran empresa. Dettivose, y levantando las manos al cie- — lo y mirdndolo , y extendiendo sus pupilas por todo el hori- zonte , empezé por una exclamacion, despues de la cual fué. hablando 4 medida que camindbamos por la meseta. »j Ay, ay, ay! dijo el desconocido: ay de los habitantes de la tierra porque esté para abrirse un libro, en el cual estén escritas lamentaciones y ayes. { Ay de los hombres y de la sociedad, que ha postergado las lecciones de amor que Dios les ha dado en su piedad, hablando de muchas mane- ras por los patriarcas y los profetas, y despues por su pro- pio Hijo. y se empeiian en oir las de odio, injusticia 6 ini- quidad, que Lucifer les predica por medio de los racionalis- tas. Han quebrantado las leyes, han mudado el derecho, ‘han roto el pacto sempiterno. Los moradores de la tierra la tienen inficionada con sus iniquidades (). jAy! La maldi- cionlahadedevorar. »Si, ese dios falso, que se llama Estado, ha faltado éla ley divina: élno ‘tiene mds cargo, en virtud de estaley , que cuidar del drden ptiblico, promover el bien temporal del pueblo, proteger la vida de todos los subordinados, evitar los erfmenes, castigar 4 los culpables y salvar 4 los ino- centes. Por efecto de esteencargo, que tiene por disposi- cion divina, le asiste el derecho 4 exigir del pueblo tribu- tos y gabelas, y sobre éste pesa el deber de pagarlas; pero ° las atribuciones del Estado no pasan de aht. »La religion catdlica, instituida por Jesucristo, no esta su- jeta al Estado, ni éste puede intervenir por derecho propio en su disciplina sagrada , ni en el gobierno de las cosas santas; pues su divino Fundador la instituyé libre 6 inde- pendiente de todo poder civil, y sefialé una cabeza visible 4 (4) Isat. cap. XXIV, v.5.