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— 332— clita ensefian que deben tolerarse miituamente esas opiniones, y al hacerlo asf, dlaman ellos liberalismo. Y como esta palabra es tan eldstica, que laestiran los hombres, hasta el punto de querer que Cristo y el diablo vivan juntos, y que la santidad admita 4 su consorcio los adelantos de la iniquidad y la injusticia, de ah{ es, que en estos tiempos, llamados de liberalismo, todo anda confundido, lo divino y lo humano, lo sagrado y lo profano. » Por desgracia , va introduciéndose esta indiferencia para tratar las cosas sagradas entre los catdlicos , sin pensar que, entre lo sagrado y lo profano, hay una distancia que nadie debe franquear. Por eso os he suplicado, que no os sentdseis sobre las piedras, que en otro tiempo sirvieron al santuario dela Virgen; porque, si bien es cierto que ya perdié el tem- pio su consagracion, tambien lo es, que-el buen cristiano las debe mirar con carifio respetuoso, asf como los hijos de Israel, desterrados en Babilonia , decian al Seiior , que con- servaban. carifio 4 las piedras dispersas del trong des- truido (4). » Hace pocos dias he estado 4 visitar las ruinas de un san- tuario muy cerca de este monte, en el cual se veneraba la Virgen con el titulo de Ulizarra, palabra vascongada, que en la hermosa lengua castellana quiere decir Ciudad vieja: fué destruido tambien por el vandalismo, que reiné en esta — nacion en la cuarta década del siglo actual, y he sabido que los habitantes de la villa, 4 quienes pertenecia, asf como este junto al cual estamos, van una vez al afio 4 visitar el paraje donde estaba situado, y allf rezan el rosario 4 la Vir- gen con el mismo fervor que tenian , cuando veneraban alli su sagrada imagen. Mucho fué mi consuelo, y no pude mé- nos de decir, que la Espaiia es la nacion mds catdlica, y la que profesa 4 la Virgen el mds acendrado amor. » En esta platica se pasé todo el tiempo que duré nuestra refeccion: cada vez me admiraba mas lo que veia y oia de (4) Ps. Cl. v, 48,