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derribados 6 profanados. ; Ay! son estos tantos: hay algu- nos entre estos, que eran tan suntuosos y tan venerables por su antigiiedad ; y por las tradiciones santas que conserva- ban, que al verlos arruinados , no he podido ménos de llo- rar 4 mares. »La afliccion ha ido creciendo 4 medida que crecia el guarismo de las ruinas: al principio de mi peregrinacion, pensaba que la tarea era corta; pero cuando vi que eran ya mil los templos arruinados ; apénas podia yo con el peso de mi afliccion , y me consolaba diciendo; Dios lo quiere. Son ya mas de mil las ruinas que llevo visitadas, y le ha tocado hoy 4 este santuario: he visto que ha sido bell{simo : he re- primido las lagrimas, porque os vi que estaébais observaén- dome; pero el corazon se me ha partido de pena, y ofre- ciéndoselo al Sejior, ‘he exclamado como siempre: Dios lo quiere.» - Cret que mi {ntortoiens concluiaan su respuesta: y como per una parte me encantaba cada vez mds su conver- sacion , que yO queria que se prolongase , ora para ins- _truirme, ora para ver si descubria quién era aquel hombre extraordinario, y como por otra estuviese yo fatigado de estar en pie , le indiqué que ya que no deseaba contemplar el espectaculo de la naturaleza, se sentase allf para pasar algunos momentos en santa conversacion, y tomar una li- gera refeccion en mi compaiifa, pues aunque sabia ; m ha- bia traido conmigo. _Accedié con mucha amabilidad Alo: que le propuse; ;y yo, sin pensar mucho en lo que hacia, sefialé para nuestro asiento dos piedras labradas que estaban casi juntas, y una™ més, que estaba contigua , para colocar sobre ella mi frugal ~ refeccion, No lo hubiera hecho, porque al momento me. -contesté, diciéndome, que nos sentariamos sobre el verde | eésped, por las razones que en seguida me daria. Gran gusto tuye en.ello: nos sentamos : bendijo el desconocido los pescadillos, el pan, las frutas y cuanto yo presenté; nos _pusimos 4 comer, y el venerable convidado continud -ha- alebeabl ed e

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