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— 323 — nuevo Tarif 6 algun Almanzor? ; Tanto monasterio allanado por el suelo! ; Tanto santuario destruido! j;Ah! sin duda miéntras yo he estado ausente, ha pasado por esta mi patria un ejército de secuaces de Mahoma 6 de Omar, que han ido derribando los templos del Seiior. ; Ay! gQuién dard agua bastante 4 mi cabeza y abundantes lagrimas 4 mis ojos, para llorar dia y noche sobre la desgracia de mi patria? Pues qué, ano fué en esos monasterios , donde se santifica- ron los Millanes , los Fiines,:los Domingos de Silos y otros ciento, que son la gloria de la religion y de esta tierra {n- clita? gNo han salido de aqui los Aguirres y los Florez? Pues 4qué furia infernal ha arrasado tanto asceterio de vir- tud, y tanto semillero de ilustracion y de saber? Asf exclamaba yo en mi dolor al examinar las ruinas de los conventos: Me bajé enténces de la pefia en que estaba | sentado , determinando volver otra vez al santuario derrui- do, para adorar de nuevo al Sefior, rezar 4 la Virgen Ma- rfa, y descender despues 4 mi pais natal, para emprender fi los pocos dias mi viaje de regreso 4 esta capital. _ lba caminando ¢abizbajo, como quien lleva tanto peso sobre sus hombros, queno puede ménos de andar inclinado : faltabanme algunos pasos para llegaral santuario, y al le- vantar mis ojos hacia el cielo , tropezaron éstos con un ob- “ jeto lejano; que parecia un hombre: me detuve 4 observar-— lo, y vi que, en efecto, tenia la traza de un caminante , que venia por un sendero opuesto al que. habia yo recorrido, para subir-al parage donde me encontraba; la curiosidad de saber héeia donde se encaminaba el recien aparecidins me convirtiG en estatua iamoble. A este punto de su historia legs el narrante; aati te- meroso de no prolongar demasiado. el. tiempo.de la reu- nion, dijo que se le. dispensase la gracia de dejar la segun- da parte de su historia para lasiguiente velada,, com lo que concluyd la de aquelle noche. . .