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—31i — Véase Siee anormalidad en este modo de proceder; nadie debe dudar del patriotismo de esos hombres, que han abierto paso franco al protestantismo, y mucho ménos puede hacerlo, cuando se les oye decir en todo parage pii- blico , que lo primero que quieren y desean, es la integri- dad nacional y el engrandecimiento de la patria: pero en- tre tanto, son ellos mismos, quizds sin pensarlo ni que- rerlo, los que intentan destruir esa integridad , y poner un obstdculo al engrandecimiento de su propia patria. Venga el protestantismo; déjesele establecer y arrai- gar, que desde ahora predigo yo lo que ha de suceder, hablando como quien calcula_lo que sucederé 4 un pue- blo, por lo que en iguales circunstancias ha sucedido 4 otro. Sucedera, pues, que, unidas las divisiones en reli- gion 4 las que 5 eh en polftica , llegarémos al esta- do triste, en que se encuentra hoy dia una gran nacion, farvishite catélica en siglos pasados, pero que, por ha- ber adoptado las doctrinas del protestantismo , se volvid insensiblemente indiferente en una gran mayoria de sus hijos, atea en otros, y hoy se encuentra sometida en par- te dun exactor implacable y de corazon duro, , dividida, enervada, y sin valor para romper las cadenas que la ha impuesto un mal vencedor, que jamas debia haberla ven- cido. ~ Despues de dicho todo esto, aqué mis deberé decir ya 4 esta concurrencia, que se muestra tan ansiosa de oir Ja verdad? Os repetiré las palabras de un gran poeta: discite justitiam moniti.