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eos SG a lo que significa lo mismo, catdlicos, y han llamado al sa- cerdote, y han hecho una confesion sincera, y recibido el — Santo Vidtico, y muerto en el dsculo santo del Sefior. Estos hechos son innegables , pues los han visto todos. ‘La consécuencia, por lo tanto, es bien evidente: lo que esté pasando entre nosotros, desde hace tres afios , mas que un encadenamiento, parece un paréntesis de nuestro modo de existir en sociedad: y quisiera no equivocarme, la in- mensa mayorfa de la nacion, esta ne 4 Dios que se acabe esta anormalidad. _gLlegara ese dia feliz, tan suspirado. por las dos ter- ceras partes, y algo ae de este pueblo, tan feliz an- tes, y tan asendereado ahora? Yo no lo sé: pero referiré lo que me pasé, pocos dias ha, estando hablando sobre este asunto de la venida del protestantismo 4 Espaiia, y sobre los acontecimientos que han empafiado nuestras glorias na- cionales , con un sugeto , venerable por su edad, y muy res- petable ademas por sus conocimientos. Preguntéle yo, cual era su parecer sobre la estabilidad de estas innovaciones tan contrarias al esp{ritu de la nacion espafiola: y despues de un momento de meditacion, le of estas palabras, que me parecieron como proféticas. «Solo Dios, para quien no hay pasado ni futuro, pues todo es presente para El, puede decir al hombre, si se dig- na revelarselo , lo que sucederd mds adelante; pues bien sa- beis lo que dice un gran profeta: Decidnos lo que acontece- rd en tiempos venideros, y sabrémos que sois dioses (A). Sin embargo, al considerar lo que esté pasando en Espafia; al ver esa especie de renovacion de ideas, que se nota en la juventud; al estudiar lo que es la masa del pueblo en gene- ral, cuyo catolicismo no ha podido disminuir una revolu- cion, mds bien religiosa que polftica, que dura ya sesenta ‘aiios , y cuyo apego 4 la monarqufa verdadera se manifiesta 4 cada paso; al considerar cudntas sectas politicas se han for- (1) Is. cap. XLI. ¥. 22.

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