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= los profetas : por consiguiente, queda negado cuanto creye- ron los pueblos y esperaron las gentes dntes de la venida de Cristo. He ahf el gran cadaver del protéstantismo : es cadé- ver en Sajonia y en Inglaterra, donde nacié: lo es en Pru- sia, en Suiza y en cuantos pueblos lo adoptaron: él produ- ce riquezas, oro, placeres y cuanto contribuye 4 volver al hombre sensual, duro de corazon, materialista, racionalis- ta, 6 incrédulo 6 indiferente: pero no produce virtudes so- brenaturales , porque no tiene el riego de gracia de Dios; no engendra caridad cristiana, sino filantropfa griega, la misma que tuvieron Platon , Sécrates y Pitagoras, ni pe- nitencia , ni castidad , ni virginidad como lo prueban tres siglos. Lo tinico que dicen que engendra es algun méartir: pero j vaya con los martires ! Hoy dia hasta se llaman mar- tires 4 algunos hombres asesinados en una calle. ; Martires de la democracia ! Estos mértires no van al cielo. Siendo, pues, el protestantismo un cadaver en su propia patria, no puede tener vida en la agena. Nuestra amada patria no solo es patria agena, sino tierra enemiga del pro- testantismo ; porque en Espaiia, los reyes siempre fueron catélicos; su gobierno, catdélico: sus ministros, catdélicos; los grandes , catdlicos ; el pueblo, catdlico; y hasta las bri- sas que la refrescan, y la atmédsfera en que respira, es caté- lica, 4Cémo no han de ser catélicos esos pobrecitos , sonsa- cados por el oro extranjero y llevados 4 un salon 4 oir la palabra de un apéstata? Van alla engafiados: y apénas oyen una palabra mala contra la Virgen, 6 contra el Papa, (y digo palabra mala, porque en hablando los protestantes de la Virgen 6 de San Pedro, no pueden decir una buena) se escapan de la capilla: y si hay una alma caritativa que los llame, y les explique lo que son los ministros protestantes, y 4 donde van sus tendencias, al momento los abandonan. 4 Sabeis el fin que se proponen esos ministros en ir cogien- do pobres por aqui y por alla? Pues os lo diré: la Sociedad bfblica les promete sefialarles un sueldo de mil duros, tan