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— 238— puesta; pero era una respuesta pronta, viva, espontdnea y hasta fogosa. ; Mi fe religiosa! ;Oh! Yo soy eapeliohy y soy catélico hasta la muerte. Es decir, sefiores, que en Espaiia no ‘eas un espafiol que no sea catélico , asf como no los hay, entre tantos como vi- ven desparramados en el orbe. Hay, si, libertad para que los espafioles puedan ser lo que quieran: hay libertad, para que en el drea de cuatro 6 mas iglesias, que hoy he visto derribadas en las calles de esta capital , con escdéndalo de la civilizacion, que no permite que se vean escombros y rui- nas en las capitales, 4 no ser que haga poco tiempo, que hayan estado en ellas los barbaros, pueda venir un turco y fabricar una mezquita 4 Mahoma; un bracman, y levantar una pagoda 4 Vichnu; un griego, y formar una iglesia cis- matica, y algun hijo del Albion , y levantar un templo 4 la razon individual, dios del protestantismo, con todas sus ramificaciones. Hay libertad, mala libertad, libertad que no es libertad, libertad que es licencia, para hacer todo eso, y dun para hacer mds, puesto que no se pone coto en la ley fundamental que hoy rige, 4 ninguno de los cultos repro- bados , aunque sea el de Baco, el de Venus, el de la sierpe del negro africano , y 4un el'de los antropéfagos, si quieren venir 4 establecerse en Espaiia. Sin embargo, yo no veo que haya en Espafia sino catdlicos , aunque muchos hay que no son tan buenos catélicos, como ellos loebaelienn y como debieran serlo. ce | Il. No quiero que se me diga que exagero: 4 la sombra de esa llamada libertad, hay,en esta capital, segua he oido, unas, llamadas capillas protestantes; pero no son sino unas casas alquiladas , en cuyo cuarto principal el salon se llama capilla. Se me ha dicho, que algun sacerdote apdstata, que estaba fastidiado de vivir solo, se llamé protestante , y toméd muger, y abridé su capilla. Pero véase qué clase de protes- tantes tiene en surebaiio ese pastor reprobado: ha sucedido,
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