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— 283 — condicion inhérente 4 nuestro modo de venir al mundo, sino el castigo de la culpa original, cuyo reato trae todo hombre con solo el hecho de serlo. Y por efecto de esa cul- pa estamos privados de aquella gracia y justicia original, que haria al hombre feliz, sabioy perfecto en la tierra, y lo hubiera conducido al cielo, donde esta misma felicidad y perfeccion habria tenido el mismo complemento, que tiene - ahora por la gracia de la redencion para los que se salvan. No hay necesidad de detenerse 4 probar esta verdad: no hay un solo filésofo , que no haya dicho que nadie puede lle- gar 4 la perfeccion del saber en este mundo: léjos de eso, la voz infalible del Espiritu Santo , nos dice que cuanto mds se aumenta el saber, crece mas el penar (1). gCémo-es eso, dird alguno? Muy facilmente , le diremos: porque, cuanto mas sabe el hombre, encuentra que no sabe nada, en com- paracion de lo que le resta que aprender. Puede el hombre, es cierto, llegar 4 gran perfeccion en virtud y en saber, y tocar 4 un grado eminente de progreso ;‘puede, porconsi- guiente, la sociedad tocar 4 cierto punto dé perfeccion por medio del progreso; pero jal sumo! jal tltimo, fuera del cual no haya m4s que saber, ni mds que alcanzar, ni mas _ que poseer! Eso no, pues es esa Ja herencia de la tierra de los vivientes , no de esta , donde todos mueren. Pero establecido el principio de la existencia’' y necesi- dad del progreso, justo es preguntar , cudl es la via de este progreso; 4 cuya pregunta nadie, ni dun el mds/atrasado en conocimientos humanos, me dejard de responder que el camino y el medio del progreso es la verdad. En las artes, enel comercio, en la agricultura, y hasta en el avio domés- tico de una casa, hasta en los oficios mas abyectos de la so- ciedad, nadie puede dar un paso adelante sin Ja verdad: todo esto tiene sus principios fijos , sus reglas y sus modos, que es preciso observar , si se quiere lograr él fin: de ma- nera que la verdad en todo eso esta reducida, 4 ponerlos en (1) Becle, cap. I. v. 48.