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—2ae de 4 los efectos y se proclama odio 4la causa; se dan elo- gios 4 los esfuerzos de la virtud , y se fulminan anatemas 4 los que la profesan. Al ver ese modo de obrar, esté uno tentado 4 preguntar., si, despues que ha entrado el mundo en esa especie de mania de inventar cada dia cosas nuevas, se han dado. patentes de invencion de légica nueva, 6 si se ha levantado algun edificio con el epigrafe en su fronton: Fundicion de eriterios : pues en. realidad , esa légica y ese criterio son una importacion de la region del sentido co- mun enloquecido, 4 la del setae comun, que esté en su ~*juieie cabal. - VI. Vayan dos palabras sobre el otro extremo, que es el de las Hijas de San Vicente de Paul. Hoy dia bien podemos afirmar, que la inmensa mayorfa: de las mugeres catélicas son hijas de San Vicente de Paul: una gran porcion de nuestras compaiieras, renunciando4 serlo de un hombre, 4 quien pudieran dar su mano y entregarle Su corazon, se han vuelto las amigas solidarias de todos y cada uno de los hombres, con tal que se encuentren estos en el lecho del dolor, adonde los ha llevado, quizds una vida viciosa y relajada , quizds un rival armado de espeda; 6 quizds la peste desoladora. jQué cosas tan. estupendas hacen esas mugeres! {Qué espectaculo tan sorprendente presentan 4 la filosoffa! Vé- selas entre los pueblos civilizados , ora recorriendo salones de heridos , 6 apestados , siendo para cada uno de estos una amiga, una hermana , ora sacrificdndose dia y noche por ensefiar4 las nifias huérfanas, 6 abandonadas, 6 bien ar- rullando al nifio de pecho, 4 quien la naturaleza did una madre, que el crimen tiene escondida. Véselas tambien en- tre los hombres de civilizacion semitica 6 islamita, 6 pro- testante, siendo igual para ellas el soldado de la Groa- cia, como el guerrero de la Crimea, y el combatiente de