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tendencia y los resultados de las obras humanas, que son contrarias 4 la razon, y 4 la ley eterna. La filosoffa, 6 no serfa filosofia , 6 desearia que esas acciones pudiesen rian se de la lista dé los actos humanos, por tener wa deformi- dad reprobada por la sana razon. - Pero esa misma filosoffa se llena de un = eb orgullo, cuando poniendo las acciones humanas en el crisol de la ley eterna , encuentra que son oro puro, porque armonizan con los preceptos de la ley; porque estén hechas con inten- cion pura; porque acarrean utilidad al individuo que las practica, y 4 la sociedad que las ve. Es decir, que en el ho- rizonte luminoso de la filosoffia verdadera , allf empieza la grandeza del hombre en el 6rden moral, donde empieza la buena moralidad de sus acciones, donde estas tienen una conformidad perfecta con la ley eterna. El hombre que obra bien y con recta intencion, da el primer paso en la carrera de la grandeza verdadera : y si sus obras tienen un princi- pio de animacion onvenmiva y llevan un fin, tambien sobrenatural , la grandeza absoluta yap emee os ser a a8 monio. 4#Quién de los hombres sera el mds ionic de todost aquién tendra esta grandeza, que es ya grande en sf mis- ma , sin compararla con otras de su misma esfera? Sin duda alguna , el que mds se parezca 4 Dios en sus obras; el que mas se le asemeje. Sabido es, que para asemejarse 4 Dios, es preciso tener sus virtudes y hacer sus obras: el que con mas perfeccion copie en sf la semejanza de Dios, y lo imite en sus acciones, es seguramente el mds grande de los hombres, y lo es en toda clase de grandezas; es el mds grande en saber, el mds fuerte en obrar, el mas prudente en escoger, el mas justo en dar 4 cada cual lo suyo, y por fin, el mas liberal en repartir; y en esto esté la grandeza del filésofo, 1a grandeza del guerrero, la grandeza ‘del gober- nante, la grandeza del caballero; toda grandeza, por’ fin; porque alli se encuentra la grandeza del hombre justo en todas sus acciones, del hombre santo.en sus palabras, del