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—144— los judfos esa historia, y el libro que la contenia , eran de tanta veneracion, como son para el catdlico los santos Evangelios. » Véase ahora cémo el rey 6 general de uno de aquellos pueblos cuenta la historia del paso del mar Rojo 4 Holofer- nes, generalfsimo del rey de Babilonia, que queria tener noticia exacta del orfgen, circunstancias, religion y go- bierno de los judfos, Despues de referir la historia desde Abrahan hasta Moisés, y explicar la tiranfa de Faraon en ~ Egipto, y c6mo, despues de haber los egipcios compelido 4 _ los Israelitas 4 que se fuesen de su suelo, se arrepintieron y los persiguieron hasta las mérgenes del mar Rojo, dice as{: «Huyendo los Israelitas, el Dios del cielo les abrio el mar de tal manera , que de uno y otro lado se cuajaron las aguas , formando como una muralla, y de este modo, cami- nando 4 pié enjuto , atravesaron el fondo del mar: al mis- mo tiempo, un ejército innumerable de egipcios , que iban tras de ellos, persiguiéndolos por el mismo paso, fué su- mergido de tal manera por las aguas, que ni uno siquiera qued6, para poder referir el suceso 4 los venideros (1). >». Lo que sabia Acquior , que fné el relator de esa historia, lo sabian tambien otros sabios gentiles, pues segun Euse- bio (2) el filésofo Arpano afirmaba que Dios, despues de ha- ber fulminado rayos contra nascent los pessiaresi en las aguas. Del mismo modo refiridé el didnt grokoniartie esta historia, en presencia del concilio de fariseos que lo juzgaba en Jerusalen (3): lo mismo en dos palabras dijo. san Pablo, al hallarse en presencia de sus compatriotas en la Sinago- ga de Antioquia de Pisidia (4): lo mismo ha: aprendido‘y creidola humanidad ensefiada por la Iglesia catélica. Pero he aqui que han aparecido los iiteote de ayer, que no ' @) Judith. cap. V. v. 12. 43. (2) Preparac. Evang. Lib, IX. cap. 27. (3) Act. cap. VIL. v. 36, (4) Act, cap, XIII, v, 47.
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