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“AMES OAS MAM, a air A Bs una verdad que las sl siti los itasiiebe' todas se parecen unas a otras, y cada una tiene su fisonomia particular que la caracteriza, y hace que no se. confunda con ninguna de las que la han precedido 6 la han de seguir: todas padecen de las mismas afecciones morales, y' una tiene su modo espe- cial de curarse de ellas, a 2 sin | que el flujo continuo de las covas’visibles no lo permite. Una de estas afecciones es el hambre de ver y de saber, de descubrir cosas nuevas y de olvidarse de las pasadas ; y suce- de a cada época lo que, segun Ja expresion del Sabio, acontece a cada hombre, cuyos ojos no se sacian de ver, ni sus orejas’ de oir (1). Ninguna generacion hereda esta cualidad de la que la precedié, pues cada una y cada individuo de ella vienen a este mundo con esa enfermedad , 6 mejor diremos , con-esa car- ga que les ha impuesto el Criador , como Jo dice el mismio Sa- bio. Habla él de si mismo, y dice estas palabras: Propuse en mi corazon buscar é investigar sdbiamente todas las cosas que’ (1). Heele. cap. 1. v. 8.