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de a le 5 A LAS E e ES A pe enlace traería á la casa, que al fin cayó | en el anzuelo. Pero Dios ha castigado la crueldad de sus padres, haciéndo- los mas desgraciados que á Emilia. Desde que se casó ella no viven en paz mis tios. ; La otra noche fupá su casa (1) y es- Ó taban desconsolados y llorosos. Les. pregunté la causa, y me dieron á leer - una carta de mi prima en que se que- jaba de su mala suerte; referia las amarguras que pasaba y echaba á sus padres la culpa de todo, por no haberla dejado entrar en el conven- to, cuando ella lo pretendió. Y la carta terminaba con esta tristísima exclama- cion: y “Oh padre duro! oh madre cruel! que mas quisisteis verme penar, en el mundo que gozar en el claustro! Dios os perdone! Dios no os tome en cuen- ta la desdicha que habeis echado so- bre vuestra hija. No parece sino que me disteis la vida del cuerpo, para dn quitarme la del alma, haciéndome in- , (1 Histórico.