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E . 1 ¿de lla no queria. Qué dad pitea? - Determinó por último encomendarse _de nuevo á Santa Rita, abogada de imposibles, y esperar confiadamente ocasion mas oportuna. Esta no se hizo esperar. Agustin llegó al, campo á donde fué á disipar su mal humor; y al ver. .en su era la inmensa parva que tri- llaban las yeguas, y la animacion de los trabajadores, se le disipó de tal modo, que recobrada su calma habi- tual, se puso á tararear una seguidilla, segun tenia de costumbre. Pasó con- tento en el campo toda la mañana, y no volvió á casa hasta la hora de comer. Durante la comida preguntó á Flora por su prima Emilia, y al oir este nombre, vió ella el cielo abierto, como suele decirse. _ Era Emilia una joven que en sus buenos tiempos tuvo vocacion religio- sa, la cual abandonó por el necio em- peño que pusieron sus padres en ca- sarla con un comerciante de Sevilla que la habia pretendido. Bien fuera porque no nació para casada, bien

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