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a | ma; ó mejor dicho, sintió en el fondo de su corazon como que le decian es- tas palabras del Evangelio, que habia meditado la noche antes: Pedid y re- cibireis, llamad y os abrirán, buscad y encontrareis. Aquella voz interior le causó tal consuelq, en su alma, que lle- na de valor y de una santa confianza empezó á recitar estos versos de Fray Luis de Leon en la traduccion de los salmos: : Yo espero firmemente, Señor, que me he ver.en algun dia A tus bienes presente, En tierra de alegría, De paz, de vida y dulce compañía Guiarme de contino Señor, por el camino verdaders Pues solo á tí me inclino, A tí solo yo quiero, Y siempre en tí esperando persevero. Y estos sentimientos del Salmista E llevaron la serenidad á su semblante e pero dejando en él señales inequívocas

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