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77 A so 2 pe —Bien! Sabe V, o los gran- des deseos que tengo de consagrar- me á Dios en la soledad del claustro, lo mismo que mi amiguita Flora; el único obstáculo que encuentro es el consentimiento de mi papá; y como sin él no puedo hacer nada, es preciso que me ayude V.” con su prudencia á conseguir el permiso deseado. —Por Dios! Inés! V., la alegría de esta casa, el consuelo de sus padres, la esperanza de su familia, ¿V. meterse monja? Perdóneme V. señorita; pero á eso no puedo yo ayudarla, porque se- ría infiel á mis amos. —Prudencia! Prudencia! tambien V.? hoy es la vez primera que la veo obrar en discrepancia con el nombre que lleva. que quiere V., señorita? yo no soy para eso; guardarle á V. el secre- to, eso sí; pero hablar á su señor pa- dre para que la deje ir á un convento, eso no. Bonita iba á quedar la casa! Cuanto llorigueo y cuantos dias de luto! Vamos, señorita, quiero á V. de- masiado par: trabajar en apartarla de mi lado. 2 s pr ERE. es