BCCPAM000432-1-30000000000000

Ue "e a a” AC E padre, hasta la última de sus criadas, todos se miraban en ella. Suele decir- se que no hay quince abriles feos; y los de Inés no solamente no eran feos, sino que eran los más hermosos que imaginarse pueda. Alta, esbelta, airo- sa y agraciada parícia heclia de en- . cargo por la madre naturaleza, para mostrar hasta donde puede llegar la hermosura exterior del bello sexo. A estas relevantes dotes unia Inés unos modales finísimos, una prudencia es- tremada, una humildad sin límites, y, sobre todo, una modestia tal, que na- die ponia en ella los ojos, sin sentirse de repente inclinado á la virtud. Cuando llegó á su casa, distribuyó sus ocupaciones con la misma regula- ridad que las tenia en el pa y esto fué lo que empezó á disgustar á su padre, que deseaba verla brillar en el mundo. Nada más ageno de Inés que este deseo de su padre, y como él queria que su hija se dejase de monjas é hiciera su voluntad, un día que estu- vo mal humorado, sin pararse en pe- lillos, fué á buscarla, y con formas im-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz