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A PE --301— Los hermanos derramaron una lá- grima de dolor, besaron aquellos pies encallecidos por los caminos que an- duvieron en las predicaciones evangé- licas, y de repente, iluminados con luz de lo alto, deponen todo sentimiento, celebran sus exequias con un 7+ Deum, y escriben su nombre en el catálogo de los mártires de la Orden. Cojen el ' cuerpo del martir, y lo sepultan con toda reverencia al pie de un arbol gi- gantesco, en cuyo tronco grabaron la señal de la cruz y debajo de ella el si- guiente epitafio. Aquí yace el Amante de la Virgint- dad, R. P. Fosé de Montelirio, conde del mismo título en España, y primer mártir de estas misiones católicas. Rodedton despues su sepultgra de plantas aromáticas, y al cabo de po- cos meses se observó el extraño fenó- meno de que una blanquísima azuce- nagfior impropia de aquel ardoroso clima, habia pacido sobre el sepulcro. Escarbaron “ú ver de dónde procedia su raiz y hallaron con asombro que nacia del corazon del P. José. No es A li dd ió a á $ he e eel ¡a e

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