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E a O E A —licidad en el mundo? quiere V. hacer- me para siempre infeliz y desgraciada? Es posible, padre mio? E —Y es posible que tú quieras qui- -—tarme la vida con esos caprichos? 28 —Papá, atienda V.á las lágrimas 0 “ que lloro, y haga el sacrificio con la E generosidad que lo ha hecho mamá, ad dándome la licencia aunque con pena ' $ de su corazon. A —No! ni tu madre ni yo te concede- | mos semejante permiso. *. - Estas palabras produjeron en el al- ma de Inés una pena tan viva y tan profunda, que cortó por completo la fuente de sus lágrimas. Quedóse un momento suspensa, luego pálida, des- pues temblorosa, y con un acento in- definible contestó á su padrY) Está bien! Su hija soy, y obediencia le de- bo: haga V. de mí lo que quiera; pero protesto ante el cielo y la tierra que s me llama á la religion, y que V. se qe opone á quÉ yo cumpla la voluntad DD divina. Y sin decir más, dió media ESE vuelta, y como fuera de sí se dirigió á la puerta.

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