BCCPAM000432-1-30000000000000

se ha desmayado y los médicos la es- tan curando en este momento. —Que diablura! —Si parece imposible tal cosa! Cuando la conversacion llegó á es- tos términos, la casa de D.* Fernanda estaba revuelta y todos cuchicheaban y hacian comentarios, todos menos Inés, que encerrada en su oratorio da- ba gracias á Dios, porque habia llama- do al conde para sí de un modo tan maravilloso, librándola al mismo tiem- po á ella del mayor impedimento que tenia para entrar religiosa. D.* Fernanda y Carmen se trala- daron inmediatamente á casa de la condesa Esta habia recobrado ya el uso A sus facultades; pero estaba in- consolable. Sus amigas la animaban la prodigaban mil consuelos, y le ase- guraban que José volvería, mas por desgracia aquellas seguridades sglie- ron falsas. La noticia corrió como un relámpa- go por la ciudad, y fué por unos cuan- tos dias el objeto de todas las con- versaciones: hasta la prensa diaria ha- Fa Ñ y F J , > oy á e dle Dit ós aid 2 d Ps > eiaió 4 MA ES A di E A ANsd Ae Me dido 14 PRA !

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz