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ofendido, con toda mi alma pido á V. que me perdone; pero las monjas no Son... El la interrumpió tirándole de la mano y añadiendo con viveza: Haces propósito firme de enmendarte y no darme otro disgustg? —Mi vida daría yo por no disgustar más á V; pero las monjas no... —Calla y dime! me serás obedien- te en todo lo que te mande? —Sí, papá, siempre yen todo lo que yo pueda, pero las... —Y me prometes dejar esa manía de querer ser monja para vivir siempre á mi lado? La heróica jóven se puso en pié, al parecer tranquila y mudada; las fuen- tes de sus ojos se secaron de repente, y con deman tan humilde como se- reno, contestó: Papá, eso no puedo: Dios me llama para sí, y yo debo ser de Dios. | | - —Fanática! —volvió á gritar su pa- - dre otra vez enfurecido: y empuján- dola con aire hacia la puerta, añadió, - rechinando los dientes: Vete de aquí, '

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