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f t % + % y e E a nd E ás > A a A e » — — a É é e - envolvia y enredaba el mundo, ese => mundo reprobado y funesto de que habla el Evangelio, mundo que nos “seduce, nos cautiva, nos engaña y nos E ciega, adulando nuestras pasiones, pa- E ra despues perdernos con mayor se- 2 guridad. Cuando Inés se vió, casi sin E darse cuenta, convertida en una jo- yen mundana, conoció su engaño, y quiso salir de él, pero no tenia valor y para resolverse á romper aquellos la- zos tan dulces para ella; y estuvo re- sistiendo á la gracia divina, y aho- gando la voz de su conciencia, hasta que el triste suceso del conde, unido á su misterioso sueño la hicieron renovar el santo propósito de consagrarse toda á Dios. Aquel que conozca la humanagíra- gilidad ó que sepa los esfuerzos que necesita la gracia divina para obte- ner sobre el alma una completa vic- toria no se maravillará ciertamen- te de los tropezones, caidas, y faltas de Inés; antes bien se maravillará de que así no fuera, porque en hecho de verdad un solo hombre ha exis-