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l e E, e a A Pf e a hr . A - - -. A A - del: La 2 só ¿e e e < E PR ¿ : É + pe - e nl a cy — e o — a, pagan ci de , Po ra rm mz qu o co lt o 0 al no y , Sii» . de E y De t . e Dei ad » pe pa, : y : NN .. de 7 E GE e Rida Mo o <. A O a 0 4 á 4 o a dd” se - a A a —196— de los siete domingos que hacian á San José para que les inspirara lo que de- bian hacer antes de tomar una resolu- cion irrevocable. Otras veces hablaban de las vidas de los santos, y se enamoraban de San Elcázaro y Santa Delfina, porque en su santo matrimonio conservaron la virginidad y guardaron la pureza de cuerpo y alma. Lo mismo les pasaba al hablar de San Eduardo, rey de In- glaterra, ó de cualquier otro de los ra- rísimos santos que en el estado de ca- sados ganaron la palma de vírgenes conservando intacta la hermosísima flor de la pureza: y entonces el entu- siasmo de los dos llegaba á su colmo, pensando lo dichosísimos que serian, si pudieran vivir juntos de esa misma manera, Mas ay! que esto no puede ser sin un grande y continuo milagro de Dios, tan continuo y tan grande que San Bernardo tiene por mener milagro el resucitar á un muerto que el conservar la pureza dos personas de distinto sexo, cuando se tratan á la continua muy familiarmente. sa y , e |. ES a me” 4 "e NS En E - EAN á y pi á A A E