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q te * AAA FO 3 debia Sn S E 7 > ella; y rebosando de júbilo vimos pa- sar los dias llenos de amor y ventura; mas ahora... mi corazon llora sin con- suelo porque ha perdido á la que eli- ció para sí. Llorad conmigo, vírgenes puras, de mi corazon enamoradas! Y vosotros, ángeles del consuelo, tristes mensajeros de mis penas, recoged es- tos suspiros, id al bordedel lecho don- de la perjura duerme, y murmurad á su oido una palabra de perdon.,, Soñando y todo como estaba, sintió Inés que su corazon se partia de pena; y más cuando le pareció que la voz de Jesús lánguida, triste y amorosa se di- rigia á ella diciéndole: Ingrata! ¿Es po- sible que tan pronto se borraran de tu memoria los dulces recuerdos de me- joregrdias? Es posible que olvidaras al Amante que te dió las horas más feli- ces de la vida? No recuerdas qué di- chosos volaban los dias en tornó nues- tro, cuando millares de espíritus furí- simos nos contemplaban en nuestros primeros amores? Las flores de mi ca- riño brotaban para tí blancas y puras, como la azucena; ninguna de ellas tu- » Md y tra de d to 7 mn A td e e aa Ads - ¿is A A A la

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