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>> O Er sintió pasos en la sala inmediata, y te- mió que fuera su padre que venia á rompérsela, Y en efecto, si Agustin lee aquella carta, la hace mil pedazos; y no digo yo la carta, el hábito del primer fraile del Loreto que se le hu- biera puesto delante le hace él peda- ZOS, y gracias que se hubiera conten- tado con eso. De seguida avisaron á Inés que su amiga Concepcion la esperaba; un poco más tarde se reunió la tertu- lia, y ella conversaba á solas con el condesito, muy alegre y satistecha, como si tal cosa hubiera pasado. Has visto tú, que esto lees, á una persona caida en un barranco, haciendo deses- perados esfuerzos por salir de él? Has vistorcómo se agarra de la primera mata que halla á mano y comienza poco á poco á subir? Y has visto cuan- do la planta se arranca ó él la suelta, cómo el infeliz cae rodando y se Lun- de más en aquel precipicio? Pues eso mismo le pasó á Inés. Para eso le sir- vió el auxilio que Dios le proporcionó, mediante aquel buen religioso del Lo- Po de o i iy si, de de 7 A +

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