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A - AI, y e o ii e di dE E > e E , —166— trae muchas recomendaciones, ¿quién no le admite? Alerta pues, lectora mia, | y al enemigo de tu alma, al ladron de A tus riquezas espirituales, no le des en- Ed trada en tu pecho, como se la dió nues- | Ml tra pobre Inés. 4 Contrariada la niña y malhumorada $ con la respuesta de Flora, no quiso 7 consultarla más; ni se acordó tampo- E co de aquel P. del Loreto, que tan | santos consejos le daba otras veces; Él pero en cambio, como no podia vivir É tranquila, meditó, consultó y pregun- tó á otras personas; volvió á meditar, á preguntar y á consultar, y consul- 45% tas, respuestas y meditaciones, todo | apoyaba su resolucion de casarse. Cla- ro! preguntaba á las jóvenes del mun- EE do, copsultaba á sus iguales, y medi- A taba consigo misma: que extraño es, a que todos coincidieran? Lo extraño, lo E raro, lo incomprensible hubiera sido de lo contrario, porque lo natural, lo p”>- y bable, lo seguro y cierto es lo que la razon dicta, y lo queel Evangelio dice: que si un ciego guia á otro ciego am- bos caen en el hoyo. Por eso cayó, Ds rt PEÓN > A gon " e 2 ad >> omega A A e, we eo. e — BR 2 e A A o o a e +

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