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APe FE Pa: ds : E EN E E | ria, quedándose en el mundo, le ate- morizaba con aquellas peroratas á ver si desistía. Llzgó con esto al estado más triste á que puede llegar un alma piadosa, á tener por tentacion las ins- piraciónes del cielo ó los avisos de la conciencia; y por inspiracion divina las sugestiones del demonio,y los ha. lagos “del amor propio. Dios te libre, lectora mia, de tentacion que no pare- ce tentacion, sino pensamiento pru- dente y razonable; porque dificilmen- te dejarás de caer en ella, si Dios no te tiene de su mano. Por eso, cuando el demonio tienta á un alma piadosa, lo primero que pretende es que no le parezca lazo ni tentacion lo que él le propone, sino cosa conveniente y pro- vechosa; y como esto consiga fl, todo lo tiene alcanzado. Cuando la tenta- cion viene descubierta y cara á cara, cualquiera la rechaza y la vence, pero cíándo viene vestida y disfrazada con el traje de virtud, de conveniencia y honor, quién la rechazará? Si el ladron se presenta como es, nadie le acoge en su casa; pero si se finge amigo y

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