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A in A o SE As e ES E púidosó+recien- cidado; y primero era la obligacion que la devocion, como ella decia, Trató, pues, de consultar el asunto con aquella excelente religiosa, pare- ciéndole que si Flora lo aprobaba, se quedaria tranquila. Para hacerlo más despacio sentóse en su mesa y escri- bió una carta de tres pliegos muy Sien pensada, comunicándole á su antigua amiga el estado de su alma, las difi- cultades de su vocacion, las inspiracio- nes (así las llamaba ella) que sentia, las circunstancias en que se hallaba, etc, etc; pero puesto con tal maestría á manera de argumentos que de todas las premisas se deducia lógicamente esta consecuencia: Si no es lo mejor, es lo que más conviene... Puedes ca- sarte tranquilamente. Cerró la carta y llamó á Prudencia para que se la lle- vara á Flora, y se la diera en propias manos: de lo contrario, le encargó dhe se la trajera. Al irse Prudencia, que- dóse Inés murmurando: Despues de todo, si su respuesta es satisfactoria, me tranquilizará; y si no... ya vere- mos.