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AR PAT A . e A PR oz P o -como ella decia, ya que no podia res- tablecer la piedad y el recogimiento propio de aquel santo tiempo de peni- tencia; ya que los mundanos no que- rían asistir á los sermones, ni dejar de divertirse en cuaresma, seria muy con- veniente que por lo menos celebrasen la santidad del tiempo jugando y di- virtiéndose con las cosas santas, con . la Pasion de Jesucristo, nada menos! Horrible fué este primer tropezon, que dió Inés! Como se habia quedado á oscuras, empezó á correr y pasó de la intransigencia santa á la cobarde mes- tizería, y se hizo partidaria del mal menor, Menor mal le parecia á ella ver que las gentes se divertian con la Pasion sacratísima de Cristo, que ver- las retiradas en sus casas, Ó diwytién- dose con otras cosas menos veneran- das; pero un relámpago de luz cruzó por su mente, iluminando un instante aqfellas tinieblas, y entonces vió que era mucho peor reirse y divertirse con los objetos sagrados que retraerse de ellos por miramiento, respeto ó indi- ferencia... Ni por esas! Inés no desis- tió.