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e pa > ar nora. AGD MARE me E A Subres. Cuando ella oía estas alaban- zas, sentíase complacidisima en lo in- terior de su alma y le decia al gusani- llo que dormia allá dentro: Lo ves, lo ves? este es un triunfo de la religion: estas alabanzas que me tributan no las tributan á mi persona, sino á mi cris- tiandad, es decir á Cristo, á quien yo haré que amen todos mis admiradores: Y el gusanillo con algun poco de ioso- lencia le contestaba: Tonta, tonta! acuérdate de lo que dijo el apostol: Si yo pretendiera agradar al mundo, ya no sería siervo de Jesucristo: y se vol- via á dormir, ' Inés seguia afanosa su tarea de con- vertirse de piadosa en mundana, para hacer á los mundanos devotos como ella: fior lo visto no habia leido nunca la fábula de las manzanas podridas, pues de lo contrario hubiera sabido á que atenerse. La verdad es que los admiradores de Inés seiban multifli- cando, y convirtiendo en algo mas que admiradores, en pretendientes. Todos los domingos, y algunos dias entre semana, se plantaban á las puertas de

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