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e eau peas er mae A > A 0 A A A E Modas de las escrituras sagradas le respondió: El que ama el peligro en él perecerá. Y volvió.4 extinguirse de nuevo. A pesar de todo eso, Inés cada dia se engolfaba mas en el mundo y nave- gaba por él á velas desplegadas. Se inscribió en muchas cofradías y her- | mandades, se cargó con la presidencia de las Hijas de Maria en su parroquia, j con la delas conferencias de S. Vicen- É te, y no recuerdo con que otro cargo ¿ en el Apostolado de la oracion. Lo cierto es que la pobre no se daba un momento de reposo. La mañana la | pasaba en el templo; luego dedicaba ra un rato á los pobres y á los negocios | de sus cargos; despues comia, y casi sin tqoiar descanso hacia ó recibía vi- a sitas; el resto de la tarde lo empleaba | en el paseo, bien fuera en las delicias, bien en la plaza de S. Fernando, y la noche en la reunion ó en el teatro. Ella misma cuidaba de que el mejor A coche que pasease por las delicias y el. mejor palco del teatro, y los vestidos más elegantes y de última moda fue- |