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dedos hasta romperlo, y lo guardó medio destrozado en su bolsillo. El maldito respeto humano habia triun- fado de Inés, El angel de su guarda le inspiró en aquel momento una resolucion herói- ca: — Sigue! le dijo interiormente—-Si- gue! Haz ese acto de humildad tres veces: Sufre otras tantas las burlas y mofas del mundo á imitacion de aquel que por tu amor quiso ser burlado y escupido: Ponte tres veces mas por blanco de las injurias y chacotas del mundo, y tu victoria es completa. Pronto se te «abrirán por premio las puertas del convento, Ella fué á poner por obra esta ins- piragion; más al notar el burlesco mo- hin que hizo una pelirubia que allí es- taba, desistió de su intento diciendo: Bueno, otro dia. No! ahora, ahora! —le decia su corazon - Haz ahora el sacrj- ficio! Ahora?—contestaba ella — que —'vergiúenza! otro dia... . Que más? Nada: que aquella noche el angel de su guarda se desveló y se se indignó, ¿peató el rosario entre los A st Wi AAA

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