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2 mio! Cuándo me con ás á mí esa 4 dicha? Cuándo moraré yo en tu pala- - cio? Sea pronto, Señor mio! sea pron- : to, cueste lo que costare, aunque sea la sangre de mis venas! Dichosa yo si por tí la derramara! Dichosa, si por serte fiel me azotara mi padre, y pade- ciera yo por tí algo de lo mucho que tu por mí padeciste. Hasta cuándo, Señor?... Inés creia que nadie la escuchaba, y por eso desahogó su corazon con el soliloquio que hemos apuntado; pero se engañaba, porque su padre estaba detras de la puerta oyéndolo todo. > Hubo un momento en que estuvoá s punto de estallar, correr hacia su hija, 4 cojerla por el cabelloy arrastrarla por el suelo; mas al oirle decir que desea- 3 ba sel azotada por imitar al Salvador del mundo, le dió un golpeel corazon, y comenzó á pensar si seria cierto que Dios escoge algunas almas para sí, y las llama clara, distinta y resueltamen- A te. Despreció aquella corazonada, cual a si fuera una tentacion, y dió entrada á una tentacion verdadera que el Diablo y E e. bi ¿45 - A > . e . 7 ae: A . e F 4 a 3 La il A e e AS 7 Ae is a E AA : ;

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