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9 cion, que Dios Nuestro Señor derramó en su Alma. Cada dia crecia mas el deseo santo de vestir. el Serafico Abito Capuchino: clamaba 2 sa Direétor, porque le sacase la licenciás este se detenia- prudente, por no errar una resolu= cion tan seria; hasta que impelido Fr. Josef de la gracia del Santo Espiritu, que no conoce algunas detenciones se presenta un dia de Correo á su Padre espiritual, y derramando lagrimas, le dice de esta suerte: ,, O V.P. en » Este instante escribe a el M. R. P. Provin- 3» clal acerca de mi solicitud, y me entrega la 37 CALLA, para Yo por mí mano echarla en el »» Correo; ó desde aqui me voy ala Cartuxa s» de Xeréz, pues he salido resuelto de no vol- 2, Ver.4 mi casa, si Y. P. nome di la carta 2 con mipretension. Grandes resoluciones, ón dice la Madre Santa Teresa de Jesus, «, hacen » grandes Santos; “ y esta determinacion ge- nerosa. de Fr. Josef. fue.el alma grande de todas sus «virtudes. Ya empieza a lucir esta Perla, manifestandose acreedora a el elogio, que incluye e] siguiente Emblema, A SOTO
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